Inteligencia Artificial

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En estos días, en los que, la inteligencia artificial parece apoderarse de la humanidad y nos amenaza con desbancarnos de nuestros trabajos, posición, confort y un largo etc, la humanidad se siente amenazada y al borde del abismo.

Aquí, en esta plataforma de crecimiento que llamamos tierra, en la cual el aprendizaje personal se toma cada día con más ligereza y tiene cada vez menos de espiritualidad y más de materia, donde los objetivos se desdibujan atrapados por fuerzas que no quiero ni nombrar para que no se empoderen aún más, nos estamos sepultando en vida entre tanta barbarie mediática y falsas noticias que corren como la pólvora, haciendo daño a mansalva, dejando huellas a veces irreparables, como por ejemplo, la incitación al suicidio, realidad cada vez más creciente y presente, incentivada en gran parte por la inconsciencia en la manifestación de nuestros propios planteamientos.

Pero en el instante, nos olvidamos que somos nosotros mismos los que estamos creando al monstruo, haciéndonos los sorprendidos.

Gracias a dios, y menos mal, que todavía no se puede transgredir lo sagrado hasta ese punto.

Nuestro origen no es de este mundo.

Aquí radica la gran diferencia, imposible de alcanzar entre nosotros, las máquinas y las pseudo-inteligencias.

Porque este milagro va más allá de nuestra limitada consciencia.

Somos almas.

Somos almas que poseemos un cuerpo y no al revés.

Esta es la única, irrevocable y gran diferencia y ninguna inteligencia artificial, por muy sofisticada que sea, puede alcanzar tan preciado regalo.

Es cierto, la barbarie está generada por esos cuerpos que, sin la consciencia de su verdadero origen, siguen jugando a ser Dios, con el único objetivo del poder y del lucro, sin ningún interés por los verdaderos resultados finales.

A mí me gusta pensar que todo esto es una prueba más, justamente para no caer en el sinsentido, el egoísmo y otros adjetivos que no vale la pena seguir enumerando.

Mientras tanto sigo rectificando diariamente para mejorar, tocando mis instrumentos, cantando, manifestando y materializando mis pensamientos, creando belleza, sembrando bendiciones, agradeciendo cada día y amándome para poder ser capaz de amar incondicionalmente a mis iguales.

Creamos mecanismos que sólo emulan los procesos de inteligencia y dilucidación, pero nos olvidamos que sin alma esos mecanismos son, simplemente, un profundo agujero que nos arrastra al más absoluto vacío.

Que dios nos pille confesados.

(Lo digo en el sentido figurado por favor, no en el literal).

 

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